domingo, 6 de enero de 2008

En la mar

Mientras la marea nos jala hacia mar abierto nosotros navegamos en su contra, evitando alejarnos de las costas conocidas, cualquier puerto nos sirve, preferimos encayar cerca de algún lugar seguro a aventurarnos en lo que ya sabemos sera un viaje con tormentas y relámpagos, un viaje en el que nuestra integridad peligra, no importa la tripulación, no tenemos el valor para aventurarnos a una ruta sin mapas, no tenemos la energía que se requiere para que nuestras naves viajen de nuevo, en ese mar infinito, para descubrir nuevos amaneceres, acompañados de alguien mas, nos falta valor, la sed de aventura. Viajamos pues, en un crucero turístico, con alguien que nos guía, con alguien que nos dicta el camino y nos hace sentir seguros, nos gusta ese sentimiento, sabemos que volveremos a casa, a la comodidad del hogar, pero ¿no es eso el mas terrible de los conformismos?, lo único que hay que temer es el miedo mismo, pues es el miedo el que nos detiene, el que evita que vivamos nuevas experiencias y no es mas que el miedo a la muerte, a la culminación del amor, eros y tanatos, inevitablemente caminan de la mano y uno lleva al otro, no es justo, no hay visceversas, hemos de vivir sabiéndolo, ojala al morir no lo olvidemos y podamos sonreír mientras nuestro barco se hunde, ojala sepamos morir sentados en la proa del barco, mirando al sol salir y descubramos que no importa que suceda, mañana amanecerá, igual que lo hizo hoy e igual que lo hará por siempre.

Quiero ser un pirata
adentrarme en mar abierto,
quiero invadir tus naves
o mejor que viajes tu conmigo,
que día a día zarpemos
amaneciendo en un lugar sin mapa,
que todas las noches tengamos una historia nueva
que contemos en cada puerto al que lleguemos,
que nuestro barco sea la insignia del pirata
y la gente al ver nuestra silueta quiera viajar con nosotros.

Quiero ser un pirata
y ondear nuestra bandera
con la insignia de la muerte por un lado
y la bandera de la paz por el otro
y así que al final cuando nuestro barco se hunda
y debamos nadar a alguna costa para salvar nuestras vidas
nademos en direcciones contrarias,
para un día, después de muchos años encontrarnos
y contarnos de barco a barco nuestras aventuras,
y mirando en tus ojos como anochece
zarpen nuestros barcos
sin nosotros, para al fin
vivir solos en una isla
desierta.




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Es la entrada número 100... : )

2 comentarios:

Milo Simpatica dijo...

Bellísimo. El mar y las infiniteces que nos hace pensar.

Nerea dijo...

Y nada nuevo va por ella