jueves, 28 de agosto de 2008

Esta tarde de Agosto

-Dame un motivo para celarte- Susurró en su oido mientras ella se preparaba para salir, deslizó su mano por aquella fina cintura aún desnuda, esperó a que se pusiera la blusa, respiro su perfume y beso su cuello, ella cerró los ojos y echó la cabeza para atrás, se quedarón quietos por un momento, se volvieron uno por un momento, nada importaba, nada pasaría si ella llegaba un poco tarde, nada pasaría si ella no llegaba nunca.

Estiró su brazo hacia atrás, lo tomó por el cuello, nunca dejaría que se alejara de ella, él lo sabía, ella también. Giró ligéramente su cabeza, sus labios se unieron; humedos, tibios, necesitados él uno del otro, sus alientos se cruzaron, un beso lento, largo, lleno de pasión... Algo faltaba...

Ella giro totalmente, lo abrazó con ambos brazos por el cuello, él, la tomó por la cintura, la jaló hacia si, nunca dejaría que se separara de él, ella lo sabía, él también. Toda formalidad dejó de ser necesaria, la blusa pronto estaría en el suelo, la cintura fina y desnuda volvería ha hacerse presente.

Esta tarde de Agosto el sol volvería a detenerse como hace miles de años, pero esta vez no seria por la guerra, por el odio profeso entre dos pueblos y el favor del dios Apolo, sería por algo más grande, sería por el amor manifesto entre dos humanos, entre este hombre y esta mujer. Esta tarde de Agosto sería eterna, en ella dos amantes vivirían y morirían mil veces, en ella nadie tendría que decir nada pues ya todo estaría dicho. Esta tarde de Agosto el sol se volvería a poner en marcha y la vida tendría que continuar, pero al menos esta tarde de Agosto ella sabe que es amada y él puede descansar en paz a su lado.

1 comentario:

Nerea dijo...

Eros cabalga sobre el fragor de la muerteeee


quiero contigo.